Una vez que pisa
la cancha, la suavidad de su carácter deviene en osadía, como cuando recibe la
bola en el perímetro y logra la esperada canasta de tres. La delicadeza que la
caracteriza se transforma en un torbellino ágil y certero que penetra en la
zona pintada para encestar los puntos de su equipo, Pinar del Río, el de mejor performance
en la etapa clasificatoria de la Liga Superior femenina de
Baloncesto, con récord de 25 victorias y solo tres reveses.
Potencialidad que
la dota del respeto de sus rivales y la hace, a los ojos de quien la ha visto
crecer en la selección nacional, Alberto
Zabala, "una joven con una entrega y determinación admirables".
Taymí Fernández es una mujer fuerte, segura y decidida que fija sus metas y va
hacia ellas porque dentro de la cancha no tiene límites.
Hoy te defines como una amante del baloncesto. ¿Cómo llegaste a él?
Siempre fui una
niña traviesa e inquieta, pero no tenía inclinaciones hacia el deporte. Un día
mi tío puso una pelota en mis manos, me situó frente a un aro y hasta hoy es lo
que más disfruto hacer.
Luego en la EIDE "Ormani
Arenado", la entrenadora Odalis Calaguía me enseñó primero lo teórico y
después cómo moverme en el perímetro.
¿Cómo has
logrado entrar en ritmo después de un año desvinculada?
Tras la operación
de mi rodilla, estuve noches corriendo en la playa para recuperar velocidad y
resistencia. Con el ejercicio físico adopté mi peso y ahora me siento más
liviana, ágil y ayudo más al conjunto. El apoyo de mis compañeras y del
colectivo técnico fue determinante en que recobrara la forma.
¿Te ha
obligado el deporte a poner en una balanza vida personal y profesión?
Sí, demasiados
han sido los sacrificios para mantener un buen rendimiento, pero mi familia
siempre estuvo a mi lado. Mi mamá era la primera que me decía, pese a las dificultades
en casa, que saliera a jugar. Ella conoce que esto es mi vida y nunca intentó
alejarme.
Comúnmente se asocia el baloncesto con un estereotipo
carente de rasgos femeninos. ¿En
lo personal te ha afectado este patrón?
Mi condición de
mujer nunca ha sido un impedimento. Me veo como una muchacha dócil, sencilla y
femenina. El baloncesto, lejos de restarme feminidad, me ha dado fuerza y
determinación para llegar a mis metas. Me ha hecho crecer.
Escrito por Claudia
Padrón Cueto (estudiante de periodismo Universidad de Pinar del Río) para Granma.
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